lunes, 25 de mayo de 2009

LA AVENTURA DE SER DOCENTE

Por: Carmen Oliva Hernández

Les comentó que me identifique plenamente con lo tratado en la lectura de José M. Esteve. Primero, en lo referente a qué “nadie nos enseña a ser profesores y tenemos que aprenderlo nosotros mismos por ensayo y error”. Como ya lo había comentado en otro foro yo estoy convencida que los maestros nos hacemos día a día dentro del aula, en la práctica cotidiana del quehacer docente.

Educar es la profesión más hermosa, y si es verdad es una aventura, porque con nuestro trabajo contribuimos a la formación de las futuras generaciones, es un privilegio que los padres de familia nos confíen a sus hijos, por tres años del bachillerato, en una etapa tan delicada como es la adolescencia, en la que el joven no sabe ni lo que quiere.

Por lo anterior a mí en lo personal me asusta el no desempeñar bien mi trabajo en, defraudar la confianza de esos padres de familia que creen que los profesores damos el mejor de nuestro esfuerzos, cuando muchas veces vemos la falta de dedicación, o la indiferencia ante la problemática que vive el alumno por parte de muchos compañeros de trabajo.

Afortunadamente mi formación es pedagógica y gracias a ello he tenido menos tropiezos, aunque fui novata y recuerdo mis errores con mucho cariño (en mis planeación, durante la clase clase, al presentar un material, en las evaluaciones, en las calificaciones) y todo ello me ha ayudado hacer mejor mi trabajo día a día.

Debemos reconocer nuestra naturaleza humana y ser humildes ante el conocimiento pues es inacabado, no podemos llenarnos de soberbia y creer que somos eruditos, y que sólo nosotros nos merecemos el diez como desgraciadamente piensan muchos profesores. Todos sin excepción hemos sido novatos y hemos ido adquiriendo la práctica con el tiempo. Yo hablo de la humildad de reconocer que no lo sé todo y que junto con mis alumnos aprenderemos, de igual forma siento un compromiso muy fuerte de capacitarme constantemente porque el conocimiento esta en constante cambio y lo que ahora es quizás mañana sea una verdad a medias.
Al realizar la lectura vemos al profesor enseñando y a través de enseñar aprendiendo a enseñar, como lo plantea Paulo Friere. Lo leemos intentando enseñar, evaluando su actividad de enseñanza, asimilando los aciertos y corrigiendo los desaciertos. Es decir siendo crítico de sí mismo y del contexto en el cual ejerce su actividad educativa.
De igual forma coincido también en que muchos de los nuevos aprendizajes de nosotros los profesores se originan en la interacción con los alumnos, al momento en que estos plantean sus dudas o sus conclusiones; o en el momento en juntos docente y alumnos vamos de la mano realizando el análisis o desarrollando el procedimiento.

Además del aprendizaje académico, con la práctica se desarrollan habilidades como la adquisición un aprendizaje estratégico y didáctico al comprender la forma en que determinado alumno en ese momento logró aprender un contenido programático, identifico los diversos estilos de aprendizaje, la mirada triste de una joven, su actitudes, sus valores, tantas cosas que si se tiene la suficiente humildad encontraremos en los jóvenes una fuente inacabada de conocimientos.
Estoy de acuerdo en que también a mí la actualización docente me renueva los ánimos y me llena de energía para intentar hacer mejor mi trabajo. Me genera orgullo y por consecuencia fortalece mi auto concepto, luego mi autoestima. Además de que me permite volver a ponerme en la situación de alumno y recordar todo aquello que no me ayudo a mejorar mi aprendizaje, lo que consideré abusivo y ofensivo, lo que me motivó a esforzarme y comprometerme más, y lo que hizo que yo logrará obtener una acreditación. A intentar comprender al alumno siendo alumno otra vez.

Por lo anterior es que quiero agradecerles tanto a la Maestra Adriana como a todos ustedes que han estado participando en los foros, compartiendo sus vivencias conmigo, porque en verdad se aprende mucho ya que me sirve para reflexionar y cuestionarme sobre mi práctica diaria con todas las aportaciones de cada uno de los compañeros, al igual que la maestra Adriana quien gentilmente nos retroalimenta nuestras aportaciones y comentarios.
Coincido en que las dificultades que plantea la lectura, son las que comúnmente enfrentamos todos los profesores. El de aceptar, construir, actualizar nuestra identidad como docentes; la de entendernos como factor clavé de un proceso educativo que se sostiene en la comunicación y la interacción entre grupo-docente, alumno-docente y docente institución educativa; y la de generar una disciplina que se base en concebir al alumno como un aliado en la tarea de la enseñanza.

Pero también creo que cuando no nos gusta la profesión puede convertirse en una pesadilla. yo desafortunadamente conozco a una profesora que no le gusta y sufre mucho, no es tolerante con los jóvenes hasta parece que los odia, siempre se está quejando de ellos, les encarga trabajos exagerados, nunca pone diez de calificación; con el paso de los años se ha vuelto una persona muy negativa, frustrada. Por lo mismo considero que así como todas las mujeres no nacimos para ser madres, de igual forma no todos los profesores deberíamos serlos si en realidad no nos agrada esta labor.

1 comentario:

  1. Carmen:

    Me dejaste casi sin palabras (algo realmente raro en mí)al avanzar en la lectura, fuiste removiendo fibras muy sensibles de mi pasado, concuerdo contigo en que es necesaria la humildad, el retomar las partes, tanto positivas como negativas de nuestra propia historia para reproducir los aciertos y corregir los errores, de la enorme frustación que se vive con personas que están allí por equivocación, y lo demuestran con su trato hacia los demás...

    Seguiremos en contacto en esta maravillosa aventura del conocimiento.

    Saludos

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